Conversando con un Mixólogo: La Nueva Frontera de la Coctelería Mexicana

"El Chilcuague es un Reto y una Revelación": Entrevista con un Mixólogo

El sabor del chilcuague, esa descarga eléctrica y herbal que adormece la lengua, ha salido de los remedios de la abuela y los guisos serranos para aterrizar en las barras de coctelería más innovadoras de México. Para entender esta transición, conversamos con "Leo", un mixólogo ficticio que representa a esta nueva ola de creativos que, inspirados por proyectos como la bebida ancestral de Mariana Torres Landa, están redescubriendo la raíz.

CYB: Leo, ¿Qué sentiste la primera vez que probaste el chilcuague en un destilado?

Leo: Fue una revelación. Primero, el aroma, muy herbal, terroso. Luego, el trago. No es un picante como el del chile, es otra cosa. Es una sensación que recorre la boca, que te hace salivar, que te despierta. Inmediatamente pensé: "Esto no se parece a nada. Tengo que hacer algo con él".

CYB: ¿Cuál es el mayor reto al crear un cóctel con chilcuague?

Leo: El balance. El chilcuague es un protagonista, no un actor de reparto. Si pones demasiado, opaca todo lo demás. El reto es crear una bebida donde la raíz brille sin anular los otros sabores. He descubierto que va de maravilla con cítricos como la toronja o el limón real, y con notas herbales como el romero o la hierbabuena. Estos sabores complementan su perfil en lugar de competir.

CYB: ¿Qué tipo de reacciones ves en los clientes cuando prueban un cóctel con chilcuague por primera vez?

Leo: Es un pequeño espectáculo. Primero, la sorpresa. Abren los ojos. Luego, la sonrisa mientras sienten el hormigueo. Se tocan la lengua, se ríen. Es una experiencia física, no solo un sabor. Genera conversación inmediatamente. La gente pregunta: "¿Qué es esto?". Y ahí es donde entra la historia. Les hablas de la Sierra Gorda, de los productores como los que perfila Molino de Letras, de la raíz de oro. El cóctel se convierte en un vehículo para contar una historia.

CYB: ¿Qué cóctel con chilcuague nos recomendarías preparar en casa?

Leo: Algo sencillo para empezar. Un "Chilcuague Spritz".

  • 45 ml de Mezcal o Tequila infusionado con chilcuague.
  • 15 ml de jugo de limón verde fresco.
  • Un toque de jarabe de agave si te gusta más dulce.
  • Agítalo con hielo y cuélalo en un vaso con hielo fresco.
  • Rellena con agua tónica o de toronja.
  • Decora con una rodaja de limón y una ramita de romero.

Conclusión: La llegada del chilcuague a la coctelería es mucho más que una moda. Es un acto de revalorización cultural, un puente entre el campo y la ciudad, entre la tradición y la vanguardia. Cada cóctel servido es un homenaje a la raíz, a su gente y a su historia. Así que la próxima vez que veas "chilcuague" en un menú, atrévete. Estás a punto de probar un sorbo de la historia viva de México.

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